Sangre, sudor... y Julio (23-22)
Forcusa logró una victoria en los últimos segundos gracias a la casta y sobre todo a la actuación del portero
Forcusa Huesca consiguió ayer su segunda victoria como equipo local en un partido sufrido hasta la extenuación y en el que el guardameta Julio Rodríguez y la defensa de los locales fueron claves para doblegar a un Coruña muy batallador y que puso las cosas muy difíciles hasta los instantes finales.
FORCUSA HUESCA 23
OAR CORUÑA 22
Forcusa: Julio, Acetti (5, 1p), Ángel Fernández (1), Castella (1), Garicano (3) Beuchler (2), Pistolesi y Harsanyi (2, 1p) - siete inicial- Muiña (4), Rodríguez (2), Khaukha (2) y Mira (1).
OAR: Díaz, Alvarez, Navarro (4), Solís (2, 1p), Prachar (1), Domínguez (2) y Leitao (2) -siete inicial- Vázquez (2), Pinto (4), Obrvan (2), Parra (1) y Zapatero (2)
ÁRBITROS: Jorge y Jesús Escudero, colegio cántabro. Mostraron roja a Solís, del Coruña. Excluyeron a Pistolesi en dos ocasiones y Harsanyi por Forcusa y a Domínguez, Zapatero y Navarro por los gallegos.
PARCIALES: 2-3, 4-6, 6-6, 7-9, 9-10, 11-12, 14-12, 16-14, 18-17, 19-19, 22-21 y 23-22.
INCIDENCIAS: Excelente ambiente en unas gradas que no cesaron de animar todo el partido. El grupo Circle of Trust actuó en los tiempos muertos y en el descanso y repartió regalos en el intermedio.
HUESCA.- En un partido donde las defensas superaron claramente a los ataques, Forcusa tuvo ese puntito de suerte y acierto en los minutos finales, cuando el corazón va a mil por hora, para llevarse un partido que bien pudo caer del lado de los gallegos en un final que tuvo de todo, polémica, heroísmo y sobre todo mucha emoción.
Sin embargo, el partido comenzó con los dos ataques inspirados, y en el intercambio el Coruña se ponía pronto por delante, aunque siempre con ventajas cortas. Ninguno de los dos equipos imponían su juego, pero la defensa coruñesa, con un 5-1 en el que Parra funcionaba como adelantado y en el que los gallegos salían a los lanzadores constantemente, provocó varios robos de balón y pérdidas de balón en la circulación, lo que les dio una pequeña ventaja.
Sin embargo, los de Bebeshko aprovecharon la primera exclusión de Solís para volver a empatar el choque y echaron mano de un Santiago Acetti eléctrico para mantenerse en el partido, aunque siguieron pecando en ataque de los errores en los pases, algo que, unido a los fallos en los contrataques, no permitió a los locales marcharse en el marcador cuando tuvieron oportunidad.
De este modo se llegaba al descanso, con uno arriba para los coruñeses y un equipo, el local, que no aprovechó las oportunidades de abrir hueco por sus propios errores.
En la reanudación, la charla en el vestuario pareció surtir efecto y los oscenses endosaban un parcial de 4-0 para ponerse tres por encima. Pero de nuevo vino una fase poco inspirada en ataque, al que le pasó factura el planteamiento defensivo de los gallegos, y fue en ese momento cuando Julio Rodríguez, que ya había hecho una buena primera parte, empezó con su recital para mantener a los suyos por encima, aunque fuera por exiguas diferencias.
Forcusa gozó de dos jugadores de superioridad durante varios intantes mediada la segunda mitad, pero de nuevo no supieron sentenciar el choque a su favor y avocar el partido a un final de infarto.
La tensión subía, y entonces llegó el cortocircuito en ataque de ambos equipos, a los que les costaba un triunfo marcar, sobre todo a los locales, que cayeron en el pasivo hasta en dos ocasiones consecutivas.
Se llegaba a los últimos dos minutos con uno arriba y se forzaba el pasivo de los gallegos, pero de nuevo no se aprovechaba la oportunidad al ataque y se daba una contra fácil para Zapatero, pero el extremo Coruñés se encontró con Julio, que la sacó con el hombro.
Atacaba Forcusa, Bebeshko pidió tiempo muerto, la mesa lo señaló tarde, cuando el Coruña ya había robado y se iba solo al contragolpe, y llegó la tensión, que acabó con el señalamiento de siete metros para Coruña, que marcó. Empate y medio minuto por jugar, que aprovechó David Rodríguez para marcar y llevarse un terrible golpe. Aun tuvo Coruña un último golpe franco, pero, cómo no, Julio redondeó una tarde de ensueño y detuvo el lanzamiento envenenado del croata Obrvan. Qué sufrimiento, pero qué victoria.
Alfonso HERRÁN (Diario del Altoaragón)
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